Hace más de 300 años, en 1665, moría Felipe IV a los sesenta años de edad. En ese momento, Mariana de Austria quedó al frente de un Consejo de Regencia porque el príncipe Carlos aún era menor de edad, un consejo en el que no estaba Juan José de Austria, otro hijos de Felipe IV y que también aspiraba a ocupar altas responsabilidades.
Mariana trató de alejar a Juan José de Austria, tal y como deseaba su padre Felipe IV, pero Juan José de Austria tenía muchas ambiciones de poder y pretendía ser rey de algún territorio o entrar en el Consejo de Estado.
Dos años más tarde, en 1667, se desató la Guerra de Devolución; un conflicto bélico entre España y Francia que se inició con la invasión de Luis XIV a los Países Bajos españoles, y que terminó con victoria francesa, por lo que España tuvo que ceder una docena de ciudades de Flandes.
Juan José de Austria rechazó una propuesta en mitad de esta guerra para ser gobernador de los Países Bajos, y nunca llegó a tomar posesión del cargo. Poco después, protagonizó una serie de ofensivas hacia el inquisidor general español de la época, Juan Everardo Nithard, quien también era valido de la reina Mariana de Austria.
Empezaron a aparecer supuestos complots para asesinar a Nithard, el primero tuvo como autor al marqués de Saint Anuais, José Malladas. El segundo fue Juan José de Austria, quien fue acusado de conspirar para asesinar a Nithard, recluir a la reina en un convento y convertirse él en Regente.
El Manifiesto de Torrejon de Ardoz
El tercer asalto fue en 1669 donde Juan José de Austria, que por entonces vivía en Barcelona, regresó a Madrid y trajo consigo una escolta de 300 jinetes.
El 22 de febrero, Juan José de Austria detuvo su marcha en Torrejón de Ardoz, donde redactó un manifiesto en el que planteaba toda una serie de reformas y exigía la destitución de Nithard.
En ese momento, el nuncio informó a la Regente de su entrevista con Juan José y le transmitió la siguientes palabras: «si el lunes no sale el confesor por la puerta, Juan José de Austria entrará el martes acompañado de su gente y lo arrojará por la ventana».
Tras lo sucedido en Torrejón de Ardoz, el 25 de febrero, la reina regente Mariana de Austria, contra su voluntad, destituyó a Nithard. Con la expulsión de Nithard, Juan José de Austria tuvo una gran oportunidad de alzarse con el poder, con el respaldo del pueblo de Madrid y con apoyo de multitud de provincias.
Sin embargo, el paso final para alzarse con el poder no lo dio y finalmente Mariana de Austria le ofreció a Juan José el cargo de Virrey del reino de Aragón y Vicario general de la Corona de Aragón.
Juan José abandonó Torrejón de Ardoz y se dirigió hacia Guadalajara, desde donde escribió cartas que en múltiples ocasiones decía que su único deseo era ver la expulsión de Nithard y que no actuaba en beneficio ni interés propio.
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