El fin de la temporada estival y del periodo de vacaciones provocan que muchas personas en todo el mundo experimenten lo que comúnmente se conoce como ‘depresión postvacacional’. Sin embargo, este fenómeno habitual que engloba sentimientos de tristeza, nostalgia, inquietud, problemas de sueño, irritabilidad y cambio de apetito, entre otros síntomas, no es un diagnóstico médico.
«Clínicamente, no es sinónimo de la depresión, por lo que nos referimos a ella como ‘síndrome postvacacional’ para evitar confusiones», explican desde el Hospital Universitario de Torrejón, perteneciente a la red pública de la Comunidad de Madrid.
“Los motivos suelen ser variados, pero generalmente se asocia al estrés y presión que puede experimentarse al retomar la rutina habitual o la actividad laboral y académica”, analiza Paula Escobedo, Psiquiatra del centro torrejonero.
Desde el servicio de Salud Mental del Hospital Universitario de Torrejón aseguran que cualquier persona puede experimentar estos síntomas en un momento determinado, pero advierten de que hay determinados factores contextuales que podrían propiciarlos o agravarlos, como la exposición previa a situaciones particularmente estresantes en el ambiente laboral o académico. Además, destacan que las personas con mayor dificultad para adaptarse a los cambios son un perfil especialmente propenso para sufrir el síndrome postvacacional.
Al igual que ocurre con otras situaciones o circunstancias que puedan generar estrés o malestar, “el síndrome postvacacional puede disminuir el rendimiento y la productividad laboral, además de afectar a las relaciones sociales”.
“Si los factores que desencadenaron este malestar persisten, los síntomas podrían prolongarse y pasar a conformar entidades clínicas más establecidas como trastornos adaptativos y ansiedad”, advierte la doctora Escobedo.
La prevención es clave
Por ese motivo, desde la unidad de Salud Mental recuerdan que es muy importante prevenirla, identificarla y saber gestionarla en caso de producirse. La psiquiatra del Hospital Universitario de Torrejón apunta que “es beneficioso establecer estrategias que permitan compartir los buenos momentos vividos en las vacaciones, como un diario, un álbum o galería de fotos, souvenirs…”.
“También es importante fijarse una estrategia para afrontar y mejorar, en la medida de lo posible, el ambiente laboral o educacional para disminuir el impacto del regreso a dicho entorno”, añade la doctora.
Además de trabajar en estos dos puntos, Paula Escobedo recomienda mantener una correcta alimentación e higiene del sueño, así como incluir en la rutina actividades de autocuidado y bienestar, practicar deporte o ejercicios de relajación y mindfulness. “En el caso de que ninguna de estas estrategias consiga aliviar el malestar, hay que plantearse acudir al médico de cabecera para que valore la necesidad de derivarle a un especialista en Salud Mental”, sentencia.
Para evitar llegar a este punto, el Hospital Universitario de Torrejón insiste en ciertas recomendaciones preventivas, como pueden ser disponer de algunos días de adaptación entre las vacaciones y el inicio del trabajo o el estudio, establecer una rutina lo más parecida a los horarios habituales, respetar los tiempos de descanso nocturno y practicar actividad física.