El teatro municipal José María Rodero levanta el telón este fin de semana para acoger dos obras de alto nivel, el sábado 12 de octubre, a las 20:00 horas, Carlos Sobera se sube a las tablas del Rodero para representar ‘Inmaduros’, de Arequipa Producciones, Pentación y El Nacional Producciones.
El domingo, 13 de octubre, a las 19:00 horas, será el turno de «La chica que soñaba», un espectáculo de Teatro Foro en el que la participación del público será clave.
12 de octubre
INMADUROS
Inmaduros, además de divertida, nos interpela y nos hace pensar en las nuevas y variadas formas de relacionarnos.
Sobre todo, a dos personas tan diferentes como Alfi y Fideo, que siguen siendo absurdamente inmaduros. Claro que la suya es una inmadurez diferente, una inmadurez de dos hombres que han pasado los 50 y que por esas vuelvas de la vida se verán sorprendidos por fuera de lo imaginable y descubrirán, al final de todo esto, la verdadera fuerza de la amistad.
Alfi y Fideo son amigos de toda la vida, pero no pueden ser más diferentes:
Alfi es un publicista, separado y con un hijo al que apenas ve, que rehúye de cualquier compromiso afectivo, a excepción de Alexa… su casa inteligente.
Fideo, en cambio, es un psiquiatra muy conservador en sus costumbres y afectos, casado hace más de 25 años con su primera novia. Una noche, poco después de separarse de su mujer, Fideo va a ver a Alfi en busca de consuelo. Alfi, para ayudarlo a su manera, obviamente, arma un plan para presentarle mujeres que lo alejen de la melancolía y la depresión, que Fideo acepta a regañadientes.
De este modo, cuatro mujeres reales y una virtual, a través de sus particulares percepciones de la vida y el amor, les van a hacer descubrir el lugar central que las mujeres -lo femenino- han tenido en sus vidas.
13 de octubre
LA CHICA QUE SOÑABA
«La chica que soñaba» es un espectáculo de Teatro Foro. Es decir, participativo, arriesgado. Es un espectáculo que creamos entre todos, en el que el público se convierte en espec-actor, donde entra y juega con nosotros, soñando una realidad que nos guste más que la que vivimos.
Nuestra chica sueña con robots y con ecuaciones de Maxwell. Pero podría haber soñado con dirigir una empresa. O con conducir coches de carreras. ¿Cómo elegimos nuestra profesión? ¿Cuánto influye el género en la elección? ¿Y la maternidad si trabajamos? La chica pierde la capacidad de soñar. ¿Qué podemos hacer los demás por ella?