¿Sabías que si nos enfrentásemos en los Juegos Olímpicos de París a los neandertales, probablemente saldríamos escaldados? Y esto se debe a que «físicamente nos superaban en muchos aspectos», así lo explica la arqueóloga afincada en Torrejón de Ardoz y profesora de la UNIR, Cristina de Juana Ortin, en su artículo «¿Podrían los neandertales ganarnos en los Juegos Olímpicos?», publicado en The Conversation y del que se han hecho eco medios nacionales como National Geographic, ABC o la Cadena SER, entre otros.
Este «nuevo linaje» de humanos apareció hace 250.000 años y, como asegura, la arqueóloga, convivimos con ellos hasta hace 40.000 años aproximadamente. Y gracias a la hibridación nos dejaron en herencia entre el 2 y 4 % de su ADN.
Aunque por sus características eran los «homínidos más próximos evolutivamente a nosotros», según explica de Juana Ortin «físicamente parece que nos superaban en muchos aspectos».
«Esta hipotética superioridad no parte de su complejidad neuronal o lingüística, sino de sus características anatómicas en conjunto. Algo que quizás podríamos comprobar si pudiésemos competir con ellos en unos Juegos Olímpicos», asegura.
Más fuerza, resistencia y agilidad, entre otras cosas
La profesora de la UNIR asegura que entre las características que quizá darían ventaja a los neandertales se encuentran «su fuerza, resistencia, agilidad, visión y coordinación. También su determinación y espíritu competitivo».
«Su apariencia no nos intimidaría. De media medían 1,65 cm, presentaban un aspecto rechoncho y lucían una gran masa corporal. Con el arco de las cejas muy marcado, una nariz ancha y sin mentón. Se cree que estos rasgos les favorecerían en climas glaciares. Aunque lo cierto es que sobrevivieron en climas muy diversos», señala.
Ganarían en boxeo y tenis
La arqueóloga asegura que su fuerza física se haría evidente muy pronto. «Su esqueleto era más robusto y presentaba inserciones para músculos de mayor tamaño que los nuestros. Sus superficies articulares eran mayores, y sus antebrazos y tibias más cortas les proporcionaban una ventaja biomecánica para desarrollar mayor fuerza, con más intensidad», afirma.
«Todo ello les permitiría salir beneficiados en categorías que implicasen movimiento de peso y fuerza. De esta forma seguramente nos ganarían en halterofilia, natación, boxeo o tenis (considerando solo la ventaja de la fuerza). Y en otros deportes de grupo como fútbol, baloncesto y hockey, por ser todos ellos muy exigentes físicamente», explica.
En boxeo, deporte de gran intensidad, prosigue «el tejido más afectado es el muscular. Una buena higiene postural es la que evita patologías en este deporte». Y añade: «Pero la postura también es fundamental en la supervivencia al favorecer el aprendizaje natural. En este sentido, tener una potente musculatura y tejidos osteoligamentosos consistentes puede marcar la diferencia».
Ventajas en esquí de fondo y montaña
Otra de las ventajas que tenían los neandertales es que tenían unas fosas nasales adaptadas al frío. «Su mayor tamaño les permitía captar un volumen mayor de aire, calentarlo y humedecerlo. Ambos aspectos, la musculatura y la respiración, les dotarían de gran resistencia. Esto les beneficiaría en categorías como el ciclismo, esquí de fondo y de montaña, y de nuevo natación. Pero también en eventos como las maratones o las carreras de larga distancia», explica la experta.
A todo ello hay que sumar su gran visión y coordinación. «Gracias a los estudios craneales sabemos que los neandertales tenían mayor visión. Los moldes en 3D de los cráneos permiten estudiar con detalle los surcos. Su corteza visual era más extensa que la nuestra. Debido a su gran agudeza visual se les ha atribuido un gran desarrollo de la coordinación mano-ojo, por lo que esta cualidad les permitiría ganarnos en tiro con arco, tiro y golf», asegura.
En el tiro con arco, además de la vista, la masa adiposa y muscular son fundamentales. «La composición corporal es esencial para el éxito competitivo. Así, los arqueros con mayor éxito presentarán más masa grasa y muscular, es decir, mayor tamaño corporal. El éxito del neandertal vendrá determinado por su capacidad de generar gestos explosivos y su coordinación», prosigue.
Agilidad mental y física
Por último, la experta señala su agilidad mental y física. «Agilidad mental en la medida en que supieron adaptarse a todo tipo de cambios ambientales. Y agilidad física, pues todas las cualidades expuestas les convertían en deportistas completos. La agilidad es una cualidad de todos los deportistas que les permite control absoluto sobre su cuerpo. Es el cambio eficaz de las posiciones del cuerpo. En este sentido, nos ganarían en categorías como la gimnasia y el salto de altura».
«Aunque, siendo justos, en los saltos su masa grasa les daría cierta desventaja. Esto se debe al aumento del peso corporal sin capacidad añadida para producir fuerza. Desde su descubrimiento se les representó como criaturas toscas. Tuvieron que pasar muchas décadas hasta que en los años 50 del siglo XX se excavara Sahanidar (Irak). Sahanidar fue y ha sido un hito en la humanización de los neandertales», concreta.
Espíritu competitivo
«Hoy en día, tenemos claro que eran cazadores-recolectores. Que además explotaban recursos marinos como la pesca y el marisqueo. Que se organizaban en territorios para captar recursos. Y que empleaban ornamentos y ocre asociados a enterramientos. Además, queda confirmado el desarrollo del lenguaje como forma de comunicación. Y una capacidad de audición similar a la nuestra», asegura.
Junto a todas estas ventajas, además, continúa, «debieron contar con una gran determinación y espíritu competitivo para poder sobrevivir, ya que no solo competían con los sapiens, también competían con otras especies como las hienas, con quienes compartían nicho ecológico. Aunque estas no sean cualidades físicas, podrían haberles empujado a ganar como grupo en unos Juegos Olímpicos».
«A pesar de que los estudios anatómicos más precisos nos permiten predecir las capacidades funcionales, esta competición es pura especulación. No podemos asegurar cómo habrían transcurrido estos peculiares Juegos Olímpicos con certeza. Pero tampoco es descabellada la hipótesis de que su físico y sus habilidades podrían haberlos convertido en formidables competidores», explica.
Y concluye: «Queda aún por descubrir qué fue lo que les hizo “perder la partida”. Podemos pensar que fue su infraestructura mental menos fluida, tener un comportamiento menos flexible, o aceptar que aún no se han extinguido y permanecen en todos nosotros en forma de ADN».
Cristina de Juana Ortín
Arqueóloga. Desde el año 2010 ha trabajado con empresas privadas dedicadas a la Gestión del Patrimonio y el Medioambiente, con Museos Nacionales y Provinciales, con instituciones públicas relacionadas con el Patrimonio y con diferentes universidades.
Formación
Doctora en Historia, Cultura y Pensamiento por la Universidad de Alcalá (Madrid). Realizó el Máster en Arqueología y Gestión del Patrimonio del Interior Peninsular (UAH). Durante casi 7 años se dedicó a la investigación tras ganar diferentes becas públicas de investigación por concurrencia competitiva. Así mismo cuenta con experiencia formativa y laboral en sus áreas de estudio en el extranjero.
Experiencia
El acceso a becas de investigación públicas, principalmente una FPU, le permitió conocer el mundo académico universitario de cerca. Tras su paso por la Universidad de Alcalá (Madrid) ha trabajado en diferentes empresas de Arqueología y ha contactado con gran número de instituciones relacionadas con el Patrimonio Arqueológico. Pero, finalmente, su pasión por la educación superior la ha llevado a formar parte del equipo de UNIR, donde ha ocupado diferentes puestos, siendo actualmente, demás de PDI, adjunta a la Dirección del área de Artes y Humanidades de la Facultad de CC. Sociales y Humanidades.
Líneas de investigación
Forma parte del grupo de investigación de UNIR ART-ARQ. Ha desarrollado estudios específicos sobre materiales líticos no tallados de diferentes épocas. Está especializada en arte prehistórico en referencia a sus soportes, usos y conservación. Sus investigaciones se centran en los contextos materiales, sociales y medioambientales que condicionan y definen el arte prehistórico a través del registro arqueológico.
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